Ejerce la medicina en Villa Concepción, San Martín, pero para él atender y cuidar es tan importante como leer y escribir.

“La formación médica es muy extensa. Son muchas horas, tenés que poner mucha cabeza. Pero yo también necesitaba la literatura. Si no leo o escribo, me pongo triste, me marchito. Y es algo que no lo digo en un sentido poético, sino que es real. Me ha pasado. He tenido crisis. Pero bueno, me las fui ingeniando y en cada momentito que iba encontrando hueco, iba aportando mi granito para nutrirme” dice Nahuel Reyes, militante social, médico y poeta. Oriundo de Caseros, vive en Palomar y ejerce la medicina en San Martín, en Villa Concepción. Después de militar durante mucho tiempo contra los casos de gatillo fácil que vivió de primera mano, continúa eligiendo ejercer la medicina en el conurbano que lo vió nacer y crecer. 

Nunca un hombre de escritorio

Nahuel recuerda que decidió ser enfermero porque a los 18 años leyó un libro del Che Guevara que hablaba sobre el amor al trabajo. Vivir el trabajo no como un suplicio, sino como un servicio. “El texto también hacía hincapié en que los médicos no pueden ser hombres de escritorio y de alguna manera recomendaba conocer el oficio de enfermero”, afirma Nahuel, que siguió el consejo. Trabajaba por la mañana en una remisería, a la tarde estudiaba. Completaba el trabajo de remís con un trabajo en una peluquería para terminar de costear la carrera. 

Una vez recibido, comenzó a trabajar como enfermero profesional. Pero fue ahí cuando decidió convertirse en médico. Le indignaba el destrato que había hacía los enfermeros, el ninguneo con los pacientes, las malas indicaciones. Al mismo tiempo que estudiaba, leía y leía con devoción desesperada. Escribir apareció en su vida al mismo tiempo que la medicina. Siempre fue una tensión en su vida, la salud y la literatura, porque ambas le demandaban mucho. Escribía poemas y comenzaba a compartirlos en lecturas en vivo, en las redes, en las bibliotecas del barrio.

Cuando terminó la carrera de medicina, le dijeron que el mejor lugar para ejercerla y seguir aprendiendo era Neuquén. Así que hacía allá fue, más precisamente a la ciudad de Zapala. En el hospital dónde trabajaba, veía constantemente llegar a jóvenes heridos y detenidos por la policía. Se ejercían abusos de poder sobre las poblaciones más marginales. “La mirada sobre la medicina no tenía tintes sociales, sino que era hospitalocentrista”, define Reyes. 

El hospitalocentrismo se trata de una tendencia que pone el foco en la gestión de los recursos sanitarios en torno a la atención hospitalaria, versus la atención primaria. Es decir, que deja de lado el diagnóstico y tratamiento de pacientes, la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad, la rehabilitación, entre otras acciones.

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